En los últimos años los avances tecnológicos han desarrollado las técnicas endoscópicas.
La histeroscopia es una técnica que consiste en la introducción por vía vaginal, y a través del cuello del útero, de una cámara de vídeo que permite no solo la visualización de la cavidad uterina y sus posibles alteraciones, como pólipos, miomas..., sino también la intervención y extirpación de los mismos.
Esto supone un gran avance porque es una cirugía con muy buena tolerancia y en muchos casos no precisa siquiera la hospitalización.
La laparoscopia consiste en la introducción de una cámara de vídeo en el abdomen. La entrada suele ser a través del ombligo. Nos informa del estado del aparato genital interno que con la ayuda de un sofisticado instrumental la cirugía del problema que nos encontramos, como quistes o tumoraciones ováricas, miomas uterinos, o bien la extirpación del útero completo.
La cirugía endoscópica tiene la ventaja de una rápida recuperación y la de dejar unas cicatrices mínimas.
CIRUGÍA MÍNIMAMENTE INVASIVA
La cirugía ginecológica está en continuo cambio. La incorporación de la endoscopia ha introducido una nueva dimensión y ha representado un gran avance en cirugía en general y en particular en ginecología, que se beneficia de dos vías de abordaje del aparato genital, la laparoscópica y la histeroscópica.
Cirugía laparoscópica
El desarrollo tecnológico aplicado a la medicina ha permitido la utilización cada vez más frecuente de técnicas de mínima invasión para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. La histerectomía laparoscópica se comenzó a utilizar a finales de la década de los 80, inicialmente sólo para el tratamiento de patologías ginecológicas benignas; sin embargo, con la experiencia ganada a través de los años surgieron nuevas indicaciones de abordajes laparoscópicos en ginecología y su uso se amplió para procedimientos de estadificación y tratamiento del cáncer de ovario, cérvix uterino y endometrio.
La cirugía laparoscópica o “mínimamente invasiva” es una técnica especializada para realizar cirugía. En la cirugía tradicional “abierta”, el cirujano usa una sola incisión para entrar al abdomen. La cirugía laparoscópica usa varias incisiones llamadas “puertos” de 0.5 a 1 cm. En cada puerto se inserta un instrumento tubular conocido como trocar. Durante el procedimiento, a través de los trocares se pasan instrumentos especializados y una cámara o laparoscopio. Al iniciar el procedimiento, el abdomen se infla con gas (dióxido de carbono) para proporcionar al cirujano un espacio de trabajo y visibilidad. El laparoscopio transmite imágenes de la cavidad abdominal a los monitores del quirófano. Durante la operación, el cirujano observa las imágenes del abdomen en el monitor permitiéndole realizar las mismas operaciones que la cirugía tradicional pero con incisiones más pequeñas.
- Disminución de los días de estancia intrahospitalaria posoperatoria.
- Menor dolor posoperatorio y menor consumo de medicamentos analgésicos.
- Pronta reintegración de las pacientes a sus actividades laborales.
- Mejor resultado estético.
- Patologías de los ovarios y las trompas: quistes, tumores, torsiones, infertilidad, endometriosis.
- Patologías del útero: histerectomía y miomectomía por laparoscopia.
- Otros problemas (prolapsos, adherencias).
La cirugía laparoscópica es tan segura como la cirugía tradicional abierta. Al iniciar una operación laparoscópica, se inserta el laparoscopio a través de una incisión pequeña y cercana al ombligo. Permitiéndole al cirujano inspeccionar primero el abdomen para determinar si es seguro realizar una cirugía laparoscópica.
Aunque la cirugía laparoscópica ha demostrado ventajas sobre la convencional, no toda la cirugía ginecológica se puede realizar mediante endoscopia y aún pudiéndose realizar, en ocasiones puede no ser la elección más conveniente. Así pues, existen casos en los que el riesgo quirúrgico invalida la técnica en sí.
En la elección de la vía quirúrgica deben ser evaluados los pros y contras de manera particular con cada paciente. El interés de la paciente, la experiencia del cirujano en cada técnica y la patología a resolver son de suma importancia para decidir el tipo de vía quirúrgica a utilizar y la elección de la vía laparoscópica no excluye la posibilidad de realizar una cirugía abierta en el mismo acto quirúrgico.
Cirugía histeroscópica
La histeroscopia es una técnica endoscópica para la visualización directa de la cavidad uterina y el canal endocervical mediante la introducción de una óptica y un medio de distensión (CO2 o suero fisiológico).
Se puede realizar con fines diagnósticos y/o terapéuticos (histeroscopia quirúrgica).
- El diagnóstico y tratamiento de hemorragias uterinas.
- El manejo de los pólipos y tumores de endometrio, miomas submucosos.
- Infertilidad, malformaciones congénitas del útero.
Toda técnica quirúrgica puede tener sus complicaciones aunque estas son infrecuentes y no suelen ser graves en general.
UNIDAD DE ENDOSCOPIA
En la unidad de Endoscopia disponemos de los siguientes servicios:
Colposcopia: consiste en la visualización del cuello del útero como con un microscopio; se hace cuando hay sospecha de patología de cérvix (citología alterada, antecedentes de patología cervical...) y casi siempre se acompaña de la realización de una biopsia.
Histeroscopia: consiste en ver el útero por dentro como con una cámara de video muy fina que se introduce por la vagina y el cuello del útero. Sirve para el diagnóstico de alteraciones en la cavidad uterina y también en muchos casos para la solución de los problemas que aparecen como la resección de pólipos, miomas, tabiques uterinos o de los sangrados, tratando el endometrio.
Laparoscopia: en este caso la cámara de video se introduce normalmente por el ombligo y sirve para ver el aparato genital por dentro.
En la laparoscopia quirúrgica operamos la patología de ovario y actualmente con los avances en el instrumental quirúrgico podemos realizar incluso histerectomías.